La noche del 31 de diciembre todas miradas estarán en esta esfera, localizada en el centro de la ciudad; desde aquellas de la multitud a su alrededor, hasta las personas en sus casas.
Y para asegurarse de que todo funcione como debe de ser, se realiza una prueba para comprobar que las miles de luces LED están funcionando adecuamente.
Y además, que bola suba con éxito al tope para poder caer y marcar el inicio del Año Nuevo.
Este año, los organizadores del evento reconocieron a cuatro estudiantes y dos maestros que trabajaron en proyectos de lucha contra la crisis del cambio climático.
Uno de los estudiantes, Ricardo Herrera, es de Washington Heights y tuvo la oportunidad de activar la esfera
"Me siento nervioso. Me siento contento. Del climate change, pienso que es una buena idea para empezar el año", comentó el joven Herrera.
Esta bola tiene más de un centenar de años formando parte de esta celebración.
No sólo es icónica para los neoyorquinos y visitantes, sino para miles de personas que tradicionamente sintonizan el evento anual por televisión.
Una de ellas es Miguelina, de origen dominicano, que espera ansiosamente a que el reloj marqué las doce: "Aunque no estés aquí lo ves más cerca porque estás viendo todo pasando. A veces, yo creo que cuando estas acá con toda la gente pierdes algo. Si van a hacer las doce entonces la pongo y entonces todo el mundo se emociona".
Una emoción que comparten miles de personas que podrán disfrutar del espectáculo de luz de la esfera que cuenta con más de 32,000 luces LED y puede proyectar más de 16 millones de tonalidades.
La bola será elevada a las 6 de la tarde del 31 y comenzará a descender, un minuto antes de la medianoche
Para la gran fiesta por la llegada del 2020, se le colocaron 192 cristales nuevos que representan el regalo de la bondad, armonía, serenidad y buena voluntad.
Mismos que están entre los principales deseos de muchos neoyorquinos: "Amor, paz y alegría. Mucha salud para mí, para mis hijos y para todo el mundo".