Ya fuera por las calles o desde las ventanas de los edificios, Nueva York se volvió a vestir con los colores del orgullo LGBTQ+, tras dos años sin poder hacerlo por pandemia. 

"Después de estos años y en un mundo que hay tanta incertidumbre, estamos muy contentas de otra vez poder estar acá. '¿Qué le estás enseñando a tu pequeña?' Que puede ser lo que ella escoja ser, y ser feliz", explicó Marcela Álvarez, residente de Nueva Jersey.

Música y colorido en la Marcha del Orgullo Gay.

Por su parte, Jonathan Ortega comentó sus razones para marchar: "Porque soy gay, valga la redundancia. Para celebrar la vida, el amor, todo".

Pero esta marcha no fue solo por orgullo gay. Tambien tuvo alma y corazón de protesta en favor de los derechos de la mujer.

Plan Parenthood lideró a decenas de miles personas en el Bajo Manhattan, que vieron el viernes cómo la Corte Suprema de justicia de mayoría conservadora, anulaba medio siglo de derecho al aborto. 

Vestuarios muy vistosos desfilaron por la Quinta Avenida de Manhattan.

La anulación del caso Rove vs. Wade fue el primer tema que trataron en conferencia de prensa antes de tomar las calles, aludiendo al peligro que creen, enfrenta ahora el matrimonio del mismo sexo y métodos anticonceptivos. 

"Esta marcha nació de las protestas. De las vicisitudes", apuntó la fiscal general de Nueva York, Letitia James. 

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La marcha estuvo llena de protestas en favor de la salud reproductiva.

Desde su inicio en 1970, Pride se convirtió en la más numerosa en el mundo, trayendo a la ciudad unos dos millones de visitantes.

Para Graciela Zimmerman, de la isla caribeña de San Martín, fue su primera: "Es mi primera visita de Pride, en el mundo el primero, y yo estoy muy orgullosa de estar aquí en Nueva York".

La seguridad del evento fue hermética. Camiones de basura bloquearon al tráfico vehicular para eviar que se acercasen a la Quinta Avenida. 

Esta fue la primera Marcha del Orgullo de forma presencial desde 2019 cuando en ese entonces acudieron unos cinco millones de espectadores. Este vez, no hubo restricciones por COVID-19 pero sí una gran fiesta por doce horas.